viernes, 29 de agosto de 2008

SafariBoat "Barcelona92"

Mensaje en una botella.
A quién recoja este mensaje:
Hoy hemos zarapado en un viaje en el tiempo. Sin otras órdenes que las de bailar, llevamos varias horas a la deriva de la realidad. El deseo de hacer el día más largo es lo que nos mantiene amarrados al mundo (por ahora). La corriente no es fuerte, pero basta para arrastrar mar adentro la rutina diaria. La música de abordo nos envuelve de proa a popa... si hizáramos unas velas, el ritmo que inunda la cubierta bastaría para empujar este “bote olímpico”. El viento no sopla, pero a veces suspira y se lleva con él silbidos y gritos de júbilo que bien seguro atraerán alguna embarcación dispuesta a escoltarnos.
El oleaje sube y baja a una velocidad de vértigo y el mar cambia de color a cada segundo que pasa.
La tripulación (atletas, tenistas, jugadores de basket...), más exhaustos por el ambiente que por el viaje, aprovecha para despojarse de espadas, raquetas, pesas y cascos. La mar anda llana, y los llama a todos para bañar con su agua fría a perdedores y ganadores por igual.
Se acerca la noche y las provisiones de minutos de euforia empiezan a ser escasos. Todos parecen apenados: alguien ha visto sobrevolar el barco un ave blanca (un rabo de junco) y ésta, como bien saben, no duerme nunca en alta mar.
A lo lejos divisamos responsabilidades en tierra firme. Pero preferimos seguir así: viéndolas a lo lejos.
A quién recoja este mensaje: por favor, no vengan a buscarnos.

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